Programamos nuestro viaje para tener la oportunidad de pasar unos días en Vancouver y terminamos enamorados de la ciudad! Es importante remarcar que Vancouver es muy grande, pero la zona más visitada y con más atracciones es el «Downtown» ubicado en una pequeña península, la mejor zona para hospedarse.
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Nos hospedamos en el Century Plaza Hotel & Spa en pleno centro, excelente ubicación, precio y habitación, la cual escogimos con cocina integrada. Nos funcionó muy bien comprar despensa para desayunos, nos ahorramos dinero y tiempo para salir rápido por las mañanas a aprovechar el día.
A continuación nuestro itinerario que consideramos estuvo perfecto, de cuatro días:
DÍA 1. Dowtown
Con ropa abrigadora e impermeable y unos buenos paraguas (diciembre es uno de los meses más lluviosos en Vancouver) emprendimos camino rumbo a Stanley Park (uno de los parques más grandes de Norteamérica) que se encuentra en el extremo noroeste de la península en la que está el centro de Vancouver. Para llegar ahí atravesamos uno de los barrios que pertenecen al distrito financiero llamado West End, hasta llegar a la playa conocida como English Bay y caminamos todo el paseo marítimo (conocido como Seawall) que tiene unas vistas preciosas del mar.
A medio camino la lluvia empezó a hacerse más lenta, es difícil describir la emoción que sentimos cuando todo empezó a verse blanco, la lluvia se convirtió en nieve en unos instantes. Conocimos el centro de Vancouver y Stanley Park todo cubierto de nieve, fue hermoso.
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El parque es muy grande y muy bonito, entre las atracciones que tiene se encuentran el Acuario, una serie de tótems traídos de otras provincias de Canadá, una laguna en medio del bosque (Lost Lagoon) y un lago. Hay actividades y deportes a realizar al aire libre durante el verano.
Después de nuestra caminata y de regreso al centro, hicimos una escala para comer en Tim Hortons, hago mención de esto porque nos encantó, es la cadena de cafeterías más grande y más popular de Canadá propiamente de origen canadiense, tiene buenos precios (aunque comer en Canadá es más caro que en México, era de las mejores opciones con las tres «b»), delicioso café, variedad de panecitos y lo atractivo es que tiene opciones de combo para la comida.
En la tarde hicimos el intento de ir al parque de Capilano, pero por la lluvia y nieve estaba cerrado. Entonces nos fuimos a recorrer dos barrios que no podían faltar en el tour: Chinatown y Gastown.
Chinatown se encuentra al noreste del centro y es el tercer barrio chino más grande de Norteamérica (le ganan N.Y. y San Francisco en EUA). Es un lugar ideal para recorrer a pie y entrar en ambiente, las calles tienen decoraciones chinas y hay muchas tiendas y restaurantes, en la entrada del barrio hay una puerta estilo chino de gran tamaño conocida como Millenium Gate. Una de las principales atracciones que se encuentra ahí son los jardines chinos del Dr. Sun Yat-Sen, muy bonitos, vale la pena entrar (tiene un costo de 12 CAD/persona, a nosotros nos hicieron 50% de descuento porque entramos cerca de la hora del cierre), es el lugar ideal para tomar buenas fotos y tomar té de jazmín, para vivir completamente la experiencia china.
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Saliendo de Chinatown caminamos hacia el norte hasta llegar al barrio de Gastown, es el primer barrio de Vancouver y ahora restaurado y convertido en una zona de calles adoquinadas y hermosos faroles con variedad de bares, restaurantes y tiendas. En este barrio se encuentra la estatua del fundador de Vancouver, Gassy Jack, un ilustre marinero que fundó un bar y de ahí fue creciendo la ciudad, y el famoso reloj de vapor, ideal para una buena foto y para escuchar sus silbidos cada 15 minutos, mientras te transportas a otra época. Creo que la mezcla del ambiente, mas las calles anchas adornadas con miles de luces navideñas y una lluvia muy romántica, hicieron de Gastown mi zona favorita del centro de Vancouver.
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Para finalizar nuestro día caminamos hasta Canada Place, a 5 minutos a pie de Gastown, ubicado en el extremo norte de la península de Vancouver, junto al puerto. Es un centro de convenciones que más que una atracción es en sí un lugar céntrico y muy conocido que tiene vistas muy bonitas del mar y de la ciudad, y exposiciones navideñas que pudimos apreciar.
Regresamos caminando al hotel, maravillados de este mágico primer día, ambos estuvimos de acuerdo que solo con esta primera nevada valió la pena cada centavo pagado para estar aquí, y esta aventura apenas comenzaba, ni nos imaginábamos lo que nos esperaba.
Sí, fue algo cansado pero fue padrísimo recorrer todo a pie, así se vive mejor la experiencia (:
DÍA 2. Whistler
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Whistler es una estación al norte de Vancouver y cuenta con una pintoresca villa, merece tener un post aparte.
DÍA 3. North Vancouver y Capilano.
Nuestro pequeño viaje a North Vancouver consistió en tomar el SeaBus en la estación Waterfront de la línea de transporte de Vancouver «Translink» y disfrutar el camino de ida y de regreso en un barquito con ventanales para apreciar ambas costas y disfrutar el paisaje. En North Vancouver recorrimos la costa desde donde se observan unas vistas muy bonitas del centro de Vancouver.
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De regreso al centro de Vancouver, hicimos escala nuevamente en Tim Hortons para recargar pilas y después caminamos desde Canada Place todo el Seawall (el paseo bordeando la costa) hasta Westin Bay Shore, repito, cada caminata valió la pena, tomamos unas fotos padrísimas con vista al mar. Ahí en Westin Bay Shore, hay una parada para el «Free Shuttle» que lleva a Capilano.
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El «Capilano Suspension Bridge Park» se localiza a unos 25 minutos de Vancouver y se llega en un autobús sin costo conocido como «Free Shuttle» que sale de diferentes puntos del centro. Es un parque que vale la pena visitar ya que está rodeado de bosque y vistas impresionantes.
En época navideña todo el parque está decorado con miles de luces, lo que lo hace más bonito. La atracción principal es el puente colgante de 140 m aproximadamente que cruza el río Capilano, sin embargo hay otras atracciones: una serie de puentes que van entre las copas de los árboles (Treetops Adventures), un recorrido en el acantilado (Cliffwalk), el «Story Center», un pequeño museo donde te cuentan la historia de Vancouver y del puente Capilano y un área donde hay tótems de los indios originarios de la zona, además de una hermosa tienda de souvenirs con cualquier cosa que te puedas imaginar.
Antes de ir leímos muchas opiniones del parque, confieso que algunas me desanimaron, pero hoy yo comparto mi opinión: valió completamente la pena! Nosotros recorrimos el parque dos veces, disfrutamos cada puente, cada vista, cada momento, caminamos hasta que nos dolieron los pies… Creo que todo depende de los ojos con que lo veas, y a nuestros ojos, fue una oportunidad más para contemplar los paisajes hermosos de Canadá.
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Regresando a Vancouver hicimos una parada en el mercado navideño que se instala en Canada Place para tomar un delicioso vino caliente que nos hizo marearnos un poco. Dormimos como bebés.
DÍA 4. Escala en Vancouver para regresar a México. Grandville Island.
Regresamos un jueves de Whitehorse y el vuelo a México salía viernes. Guardamos en el aeropuerto las maletas y cada quién se colgó su backpack de explorador, se puso sus mejores botas impermeables, agarró su paraguas y nos lanzamos al centro en el Sky Train.
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Nos faltaba recorrer Grandville Island. Es un barrio muy pintoresco ubicado antes de cruzar al centro viniendo desde el aeropuerto, no es propiamente una isla, ya que está unida a tierra. Vale la pena ir aunque solo sea para recorrerlo. Lo mejor: el mercado de Granville, donde comimos unos deliciosos mariscos. Aunque no compres nada es toda una experiencia recorrerlo, hay desde puestos de carne y pescado, hasta tiendas de té exótico y de pastelería de primer mundo.
Después de Grandville, dimos otra recorrida a las calles que más nos gustaron del «Downtown» para despedirnos de Vancouver: Robson, Burrard, Cordova, Howe, fuimos hasta Canada Place y Gastown. Cerramos con broche de oro este viaje maravilloso: cansadísimos pero felices.
Nos separaba de casa una aventurada noche en el aeropuerto.